¿Soledad o Abandono? Encontrando la Paz en la Compañía de Dios
¿Soledad o Abandono?: Pensamos que la soledad trae consigo tristeza. Si analizamos un poco, la soledad nos trae tranquilidad, paz, descanso. La soledad nos permite soñar, hacer planes, leer, escribir, todo eso sin interrupciones.
No es en sí la soledad que nos hace sentir tristes, sin esperanza, agobiados, sino lo que sentimos cuando estamos solos. Hemos confundido soledad con abandono, si el abandono es un sentimiento que vive en nosotros, cuando estamos solos este aflora.
Mi historia con el abandono
Hace unos años atrás no podía sentarme a comer sola, ni siquiera podía tomarme un café sola, la tristeza me invadía y sentía que no podía pasar el bocado de comida, así que, si por los correteos del día me tocaba la hora de la comida sola, prefería no comer, o sí deseaba un cafecito y no había con quien tomarlo, pasaba de largo por las cafeterías.
Hasta que un día entendí y se hizo real en mi vida un hermoso versículo que Dios nos regala en su palabra:
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá.
Al leer este versículo una y otra vez, pude entender que nunca estaba sola, que Dios era todo lo que yo necesitaba. Entendí que, aunque todos se vayan, Él nos toma es sus brazos y es esa dulce protección y compañía que necesitamos. Él come con nosotros y hasta se sienta a compartir el cafecito. Entender esta hermosa promesa por parte de nuestro Padre Celestial, nos quita esa sensación de abandono y podemos disfrutar de los momentos de soledad, esos momentos son enriquecedores, hasta nos volvemos creativos en la soledad y el silencio.
Para quienes tenemos hijos pequeños, tener un tiempo de soledad nos ayuda a recargar energías, siempre y cuando tengamos la seguridad que Él está a nuestro lado, nuestro Padre Celestial nos acompaña y ¡qué mejor compañía!
¿Qué hacer entonces?
Si hay momentos de soledad en los que sintamos dolor, detengámonos a pensar qué es realmente lo que nos está produciendo ese dolor. Vamos a Dios con lo que estamos sintiendo, seamos como el Salmista y reconozcamos que nuestra alma necesita de Él, nuestro Dios, nuestro Padre, nuestra dulce compañía, quien nunca nos abandona
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Abracemos nuestra soledad, porque Dios está en medio de ella. La soledad no es mala, la soledad nos ayuda en encontrarnos con nosotros mismos, pero sobre todo nos ayuda a encontrarnos con Dios. Hemos sido creados para vivir en comunidad y debemos ser intencionales en vivir de esa manera. Pero si hay momentos en los que la soledad nos inunda, entendamos que Él está a nuestro lado y nunca nos va a abandonar.